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La huella de carbono en Navidad

En Servalia te ayudamos a reducir el impacto ambiental de la huella de carbono que se genera en navidades.

Como sabéis en Servalia estamos comprometidos con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Trabajamos diferentes objetivos a través de nuestras acciones desde los diferentes departamentos.

En este caso te proponemos formas de contribuir al ODS 12 dedicado a la producción y consumo responsable.

La huella de carbono es un concepto que utilizamos para concienciar sobre el impacto que tienen nuestras emisiones de CO2 en  el cambio climático. Este impacto se conoce midiendo la cantidad de gases de efecto invernadero que producimos al fabricar productos o realizar nuestras actividades.

En definitiva, la huella de carbono es la huella que deja nuestro paso en el planeta y se expresa en toneladas de CO2 emitidas.

 

Hay estudios que nos señalan las Navidades como uno de los momentos del año en los que se aumenta el consumo de productos y servicios como los alimenticios, que representan entre el 20-25% de las emisiones de CO2.

¿Qué podemos hacer para reducir el impacto de nuestras Navidades en el cambio climático?

  • Al preparar nuestras comidas y cenas navideñas, elegir productos locales o de kilómetro cero, frescos, de temporada, no envasados ni procesados.
  • Realizar un consumo ajustado para evitar desperdiciar alimentos y otros productos. La escasa planificación hace que compremos las cosas que nos entran por el ojo sin pensar en lo que realmente necesitamos.
  • Uno de los mayores enemigos del medio ambiente es el consumo excesivo de plásticos. Por eso es recomendable utilizar bolsas de tela y cajas de cartón al realizar nuestras compras.
  • El mayor impacto de la alimentación se produce con el consumo de carne y productos lácteos, por lo que reducir su consumo podría hacer que nuestro impacto se reduzca en dos tercios.

Todos conocemos las 3 R “Reducir, Reciclar y Reutilizar”, y esto aplica también a la alimentación. La comida de aprovechamiento es un recurso esencial para ahorrar dinero y evitar el despilfarro alimentario.

Pero también es esencial aprender a conservar de forma adecuada los alimentos que compramos. Vamos a repasar cómo podemos alargar la vida útil de los alimentos:

  • El jamón y los embutidos curados se conservan mejor en ambientes frescos. Lo ideal es guardarlos en un recipiente hermético o envasados al vacío en una zona fresca de la casa o en el frigorífico (en la parte menos fría).
  • Los embutidos frescos y cocidos no debemos tenerlos más de tres o cuatro días en el frigorífico, pero se mantienen genial envasados al vacío en el congelador.
  • Las conservas de lata, una vez abiertas, tienen riesgo de filtraciones de aluminio a los alimentos y la proliferación de la bacteria responsable del botulismo (Clostridium botulinum). Para evitarlo, si no consumes la conserva de una vez, guarda lo que te quede en un táper hermético en la nevera no más de 4-5 días.
  • Las conservas de bote son más económicas en formatos grandes, si compras un bote pero no lo consumes de una vez, dale la vuelta y guárdalo en el frigorífico boca abajo.
  • Patatas y cebolla no deberían guardarse juntas, ya que las patatas desprenden un gas que acelera la maduración de frutas y verduras y haría que las cebollas aguantasen menos tiempo. Pero tanto las cebollas como las patatas se conservan mejor en lugares frescos, secos, oscuros y aireados.

 

Como ves, con pequeños gestos podemos reducir nuestra huella de carbono, y ahorrar, estas navidades y en nuestro día a día.